“Enseñarle a un chico a pescar”

Esfuerzos contemporáneos en educación emprendedora: investigación, tendencias y el caso peruano

Sobre el Autor: Guido Sánchez Yábar (guido.sanchez.y@gmail.com). Economista, investigador y fundador de SYSA Cultura emprendedora. Autor de los 11 libros de la colección cultura emprendedora. Ha participado en misiones tecnológicas en Israel, Argentina, México, Puerto Rico, Singapur y otros. Reconocido, entre otros, por el gobierno peruano por su contribución al emprendimiento e innovación.
Resumen:
a) La investigación de Dustin Parks[1] (becario Fulbright del gobierno Norteamericano) es un estudio piloto para medir la eficacia del currículo de SYSA “Escuelas Emprendedoras”.
b) En el estudio se evaluaron las “Diez Capacidades Emprendedoras” en las que se enfoca el currículo de SYSA.
c) Se aplicó la encuesta tanto a alumnos como a profesores de “Educación para el Trabajo” – EPT, en 9 escuelas públicas y privadas del Perú. (750 respuestas únicas)

¿Emprendimiento aprendizaje fundamental?
Según el World Economic Forum los países con un sistema educativo más desarrollado están desarrollando las habilidades clave para los empleos del futuro: “la habilidad para las matemáticas y las competencias sociales”/emprendimiento (Deming. World Economic Forum). De esa manera, ya es prácticamente un consenso el desarrollo de habilidades para la vida y el trabajo y, su impacto en el desempeño laboral de los trabajadores.

Pero qué hay de las habilidades para el emprendimiento e innovación. En general la pregunta de los investigadores y educadores es cómo se desarrollan esas habilidades. ¿Es posible enseñar la perseverancia o la pasión por emprender?

La actual política educativa en el Perú, en los países de la región y el mundo le están otorgando al emprendedurismo un rol destacado en los diferentes niveles de la educación. Sin embargo,  son pocas la experiencias y mucho menos la evidencia sobre los resultados de estos programas de educación.
Aquí quiero presentarles una experiencia de 12 años de trabajo en escuelas peruanas en un programa de educación emprendedora temprana (niños de 11 a 17 años) denominada Escuelas emprendedoras. Las competencias para el emprendimiento requieren métodos, estrategias y contenidos particulares y, así, se desarrolló un programa implementado en cientos de escuelas públicas y privadas del Perú. El programa ha sido validado mediante un estudio de impacto[2].

El principal reto de la investigación fue encontrar un instrumento que mida el cambio en los comportamientos que identifican a los emprendedores de éxito y, que gracias al programa, estuviéramos impactando en los beneficiarios. En otras palabras. ¿El programa tiene algún efecto en los estudiantes/participantes? Para ello se utilizó una encuesta psicométrica de 55 preguntas.
Estos resultados fueron analizados, posteriormente, mediante un modelo de mínimos cuadrados ordinarios, con la siguiente especificación:

SS = F(SG, TS, TT, TX, TY)
Donde:           
SS = puntaje del estudiante
            SG = género del estudiante (binario, 1 = varón)
            TS = puntaje del profesor
            TT = entrenamiento del profesor en el currículo SYSA (binario, 1 = entrenamiento)
            TX = años de experiencia del profesor

Conclusiones:
1.    Los profesores están desarrollando capacidades emprendedoras con mayor rapidez que sus alumnos. Esto mejora la calidad del profesor y de la educación emprendedora. El emprendimiento se enseña con el ejemplo. Necesitamos profesores con actitud emprendedora.
2.    El estudio concluye que existe una relación positiva, casi estadísticamente significativa,  entre el entrenamiento del profesor y el desarrollo de las competencias  del estudiante.  Es decir, los profesores capacitados con el método SYSA logran un significativo impacto en el desarrollo de las capacidades emprendedoras en los alumnos. Los métodos y estrategias de entrenamiento emprendedor son básicos.  
3.    Las niñas están  aprovechando mejor el desarrollo de capacidades emprendedoras.  La brecha en los puntajes según género tiende a cerrarse conforme reciben mayor entrenamiento con el método de SYSA. El emprendimiento tiene rostro de mujer.


[1] Dustin Parks es investigador, licenciado en Economía y Finanzas de la Universidad Augsburg en Minneapolis, MN, EEUU. Desde 2012, ha participado en varios proyectos que apoyen a las microempresas en EEUU y Latinoamericana. Él ha vivido y trabajado en proyectos sociales en México, Guatemala, España y Perú. En 2017, recibió la prestigiosa beca Fulbright. Con el auspicio de la comisión Fulbright, el Sr Parks realizó una evaluación de programas de escuelas emprendedoras en Perú.
[2] Interesados en recibir la publicación del estudio pueden escribir al autor. Ver https://www.youtube.com/watch?v=X7lQ4CZgza8&t=20s
 

Futuro y expectativas post pandemia en el mercado de startups

Sobre el Autor: Renzo Salas es Finance Manager en Wayra Hispam, MBA e ingeniero industrial con experiencia en administración de empresas, innovación abierta en corporaciones e inversión en startups. 

«Esperemos que este año de transformación digital acelerado forzado sea el caldo de cultivo para identificar las startups de las que hablaremos en el futuro y serán los futuros casos de orgullo como lo son Fitco, Joinnus y Chazki, como ejemplo de varias otras que han realizado un trabajo espectacular este 2020 con resultados diversos, pero mostrando la calidad humana detrás siempre, que sin calidad humana no se tiene nada de lo que hemos hablado en este artículo.»

El año 2020 pasará a la historia de la humanidad y quedará grabado en la memoria de esta generación como el año en que el mundo cambió repentinamente, ya sea para bien o para mal, el cambio en nuestros estilos de vida ocurrió. Como foco de este artículo me gustaría llevarlos a reflexionar en el cambio de varias industrias. Además, pensar en las tendencias que, ya siendo fin de 2020, podemos avizorar quedarán para los próximos años relacionado a startups.
 
Esta situación de pandemia se dio globalmente y casi en simultáneo, con algunas semanas de desfase si queremos ser más estrictos entre regiones: primero Asia, luego Europa y América. En este sentido casi en paralelo todos los ciudadanos del mundo nos hemos visto en la necesidad de adaptar nuestro trabajo, nuestras actividades de ocio, nuestro consumo, en resumen, toda nuestra vida. La ventaja de la globalidad actual no solo jugó en favor de la expansión del virus que viajó en aviones, sino también de las personas, dado que la información viajó vía fibra óptica, y hoy en día contamos con herramientas como el internet, la programación y emprendedores tecnológicos que no tuvimos en la última gran pandemia de 1918.
Desde Wayra Hispam, nos dedicamos a buscar startups tecnológicas que aporten valor a la transformación digital de empresas e individuos en diferentes países del mundo, con enfoque de alcance global y fomentando que grandes corporaciones incorporen la innovación abierta a sus procesos tradicionales. 
 
Yendo directamente al foco relacionado a startups, esta pandemia fue prueba de fuego para muchos emprendimientos digitales que sirvieron para mostrar nuevas posibilidades y ayudar a empresas tradicionales a sobrevivir. Y me gustaría compartir el caso de 3 empresas del portafolio de Wayra durante la pandemia.
 
Primero tenemos el caso de Fitco, startup dedicada a proveer su sistema de gestión a gimnasios, clubes deportivos y centros fitness, la cual fomentó nuevas formas de monetización e ingresos para sus clientes. Pongámonos en los zapatos de un gimnasio, cuando recién se está en la última fase de reactivación, y se está considerando la reapertura de gimnasios. Son más de 8 meses a puertas cerradas donde ningún bono, ni préstamo, ni eficiencia en gastos soportaría estar sin operar. A través del servicio Fitco Live, los gimnasios son capaces de montar una plataforma digital con contenido propio para brindar clases online y en vivo a través del dispositivo que el cliente prefiera. Si bien estos ingresos no reemplazan inmediatamente los ingresos tradicionales de suscripción y operación física, sí que son bien recibidos y, además, significa mantener cubierta la necesidad de ejercitarse de los usuarios (la cual no desaparece con la pandemia, solo se transforma en la forma). Esta nueva línea de ingresos no desaparecerá con la reapertura de gimnasios, se complementará formando una línea de negocio por seguir desarrollando.
 
Caso similar, de una empresa que permitió seguir monetizando a sus clientes es Joinnus, plataforma para gestionar eventos y vender entradas online. Con las restricciones de eventos masivos, se han enfocado en ofrecer su plataforma y tecnología para fomentar eventos online, talleres, contenido y tienda virtuales a todos los creadores de contenido que antes ofrecían entradas en esta plataforma para llenar conciertos, teatros y estadios. Igual que el caso anterior, esta nueva línea de negocio quedará a futuro junto con las actividades de concurrencia masiva cuando se vuelvan a habilitar, dando mayores opciones y posibilidades a los consumidores de eventos por cuál canal disfrutar de los eventos que toda ciudad tiene para ofrecerte.  
 
Lo que se puede rescatar de emprendedores como los de estos dos ejemplos previos; es la capacidad de respuesta, de transformación y de ejecución. Aspectos que los inversionistas evalúan al momento de invertir en startups. Y es que la inversión en etapas tempranas está más enfocada en el potencial del equipo fundador que en el producto inicial. Somos testigos de primera línea que el producto o servicio de un momento a otro cambia. Pensemos cómo cada uno como usuario o consumidor ha cambiado sus hábitos regulares.   
 
Otro cambio que vivimos muy de cerca es el boom de los servicios delivery para compra de todo tipo de bienes. Los grandes retailers y supermercados que ya venían teniendo un canal online incipiente desde antes de la pandemia vieron como sus servicios se veían desbordados de pedidos por un canal que venía en ligero crecimiento y explotó de una semana a otra. Es ahí donde una startup como Chazki ha desplegado su capacidad de soluciones logísticas usando tecnología para ser más eficientes que operadores logísticos tradicionales, aliviando un dolor de cabeza para el sector retail y apoyando a los e-commerce a cumplir con todos los pedidos; significando esto, un crecimiento exponencial en ingresos para las empresas del sector logístico. El enfoque de Chazki es regional operando en México, Perú, Chile y Argentina; ha sabido hacer un mix de ingresos interesante acompañando a los actores regionales de retail en sus principales mercados.
 
Otro foco que se evalúa en la startups es la capacidad de internacionalización, no solo por el hecho de crecer geográficamente y en cantidad de clientes, que es súper relevante, sino por los beneficios que trae consigo ello. Diversificar el riesgo entre varios mercados eliminando la dependencia de un solo mercado. Acompañando a clientes masivos en los países donde opere como herramienta de fidelización y asegurar ingreso recurrente. Finalmente da prueba tangible que la solución está más que probada y con posibilidad de seguir creciendo para atraer inversionistas a rondas serie A o serie B y conseguir potenciales exits (ventas de participación) con retornos interesantes para los inversionistas de rondas semilla. A más casos de éxito de startups que entreguen retorno, el mercado de Venture Capital o Inversión de Riesgo en startups será más conocido y tendrá más recursos a disposición localmente en Perú, pues a nivel regional se encuentran más desarrollados y con casos de éxitos más conocidos.  
 
La pandemia como hemos visto en estos casos puntuales ha significado un reto muy difícil, a lo mejor el más difícil en la vida y operación de muchos sectores. Y si globalmente se habla de Zoom y su valor como compañía como herramienta predilecta para conectar personas en cuarentena, felizmente tenemos casos peruanos de startups que no solo han sido creativos en la generación de nuevas líneas ingresos, sino que han permitido brindar solución a sectores y empresas que se hubieran visto superadas por la pandemia.
 
Dicen que el emprender no es fácil, que hay varias maneras más fáciles de hacerse millonario. Y esto aplica tanto para emprendedor como inversionista en Venture Capital. Una startup nace, crece y explota comercialmente no solo impulsado por el afán económico, sino por el afán primordial de buscar satisfacer una necesidad y atender un problema no atendido. Durante este año de pandemia las nuevas reglas de juego generaron incertidumbre y necesidad de cambio, felizmente contamos con emprendedores con actitud y capacidad de ejecución que han sabido encontrar modos de satisfacerlas.
 
Como conclusión, una de las principales perspectivas que rescato es que las nuevas líneas de negocio que se han probado en esta etapa llegaron para quedarse y convivirán con los modelos de negocio que existían pre-covid complementándose en una rica oferta a los clientes que son los máximos beneficiados. La segunda es que esta generación de emprendedores que vivió este momento de cambio tan radical inspirará a una nueva generación de emprendedores, los cuales hoy en día podrían estar dentro de los equipos de estas startups como desarrolladores, como responsables de marketing o ventas; que ya saben cómo se gestiona una startup en la etapa de máxima presión como son las crisis. También podríamos tener futuros emprendedores en los usuarios que han vivido el año más digital y disruptivo de la historia, los cuales podrán identificar nuevas necesidades que irán surgiendo. Y finalmente si hablamos de startups hablamos de inversionistas que van de la mano, creciendo juntos y esperemos que este año de transformación digital acelerado forzado sea el caldo de cultivo para identificar las startups de las que hablaremos en el futuro y serán los futuros casos de orgullo como lo son Fitco, Joinnus y Chazki, como ejemplo de varias otras que han realizado un trabajo espectacular este 2020 con resultados diversos, pero mostrando la calidad humana detrás siempre, que sin calidad humana no se tiene nada de lo que hemos hablado en este artículo.   

Los bionegocios como promotor de desarrollo en las regiones del Perú

Sobre la Aurora: Brenda Costas es Gerente de la incubadora de empresas de la Universidad Nacional Agraria La Molina, Incubagraria.

«Si aprovechamos y juntamos las ventajas competitivas, como la de ser emprendedores y poseer biodiversidad, surgen empresas exitosas que se convierten en motores de desarrollo.»

Los peruanos tienen muchos motivos para sentirse orgullosos; uno de ellos es que el Perú es uno de los 17 países con mayor diversidad en el mundo. Contiene en su territorio casi el 10% de las especies mundiales de flora, 2.000 especies de peces, 1.736 especies de aves, 332 especies de anfibios, 460 especies de mamíferos, y 365 especies de reptiles (Banco Mundial, 2013). Sin embargo, paradójicamente, las zonas altoandinas y selváticas, las más extensas en territorio y biodiversidad, son donde se concentran altos índices de pobreza.
En ese contexto, los bionegocios surgen como una alternativa basada en el aprovechamiento sostenible de productos de la biodiversidad teniendo en cuenta criterios de sostenibilidad ambiental, social y económica. Estos emprendimientos incorporan los costos por la conservación de los recursos naturales, la inclusión de comunidades y conocimientos tradicionales en la generación de valor y la dinamización de las economías locales (MINAM, 2019). Además, se convierten en una importante ventana de oportunidades para las regiones al mejorar la calidad de vida de las familias, a través de la generación de empleo y el incremento de ingresos.
Además, no olvidemos que el Perú es uno de los países con una innegable población emprendedora que ocupa el primer puesto en el índice del espíritu emprendedor en Latinoamérica y el Caribe, según el estudio Global Entrepreneurship Monitor 2017-2018. Por ello, si aprovechamos y juntamos las ventajas competitivas, como la de ser emprendedores y poseer biodiversidad, surgen empresas exitosas que se convierten en motores de desarrollo.
Solo por mencionar algunos ejemplos podemos citar el caso de la empresa QAYA que usa pieles provenientes de residuos de la pesca artesanal y subproductos de la acuicultura para fabricar cuero de pescado y confeccionar calzados y accesorios como billeteras, mochilas, carteras y mascarillas anti COVID-19. Asimismo, Naturally Divine, una empresa que produce y comercializa productos nutracéuticos amazónicos de gran calidad y se enfoca en la belleza y bienestar, apuesta por el aprovechamiento de un superalimento amazónico que es el macambo e involucra a la mujer en el proceso de pelado del fruto. También está Juan Laura-The Chocolate Farmer, una empresa que produce barras de chocolate artesanales al 70 % y 79 %, elaboradas con cacao nativo orgánico proveniente de la zona del VRAEM.
Definitivamente, los bionegocios producen un impacto positivo en la sociedad y deben ser promovidos y respaldados por actores públicos, privados y la sociedad civil mediante iniciativas como las que ya se vienen implementando; por ejemplo, la publicación de los “Lineamientos generales para identificar y promocionar los econegocios y bionegocios” y el Catálogo de Econegocios y Bionegocios por parte del Ministerio del Ambiente, el concurso Reto Bio del Ministerio de Producción que otorga fondos de cofinanciamiento a emprendimientos que ponen en valor los recursos naturales; y el acompañamiento y soporte a los emprendimientos por parte de las incubadoras y aceleradoras de empresas a nivel nacional.
Sin embargo, aún se requiere sumar esfuerzos para impulsar los bionegocios a gran escala, a través de más fondos de capital público, políticas públicas de promoción, flexibilización y actualización de normas regulatorias para la comercialización, incentivos para empresas sostenibles, inversión privada e investigación del valor nutricional y medicinal de nuevos productos de la biodiversidad.

“De los peruanos depende aprovechar las ventajas competitivas para diversificar los ingresos en la economía y mejorar el bienestar las familias”.

¿Cómo es el ecosistema de las startups?

Sobre el Autor: Luis Salazar es un experto en innovación y emprendimiento. Es socio fundador de Investa VB, un gestor de ecosistemas de innovación corporativa. Nuestra misión es transformar compañías de manera racional y – en compás con sólidas estrategias – generar espacios para que la innovación aterrice de manera asertiva, entendible y eficiente.
Es un lugar común entre los estudiosos de la innovación y el emprendimiento hablar de ecosistemas. Un ecosistema es una comunidad de los seres vivos cuyos procesos vitales se relacionan entre sí. De este modo un ecosistema de emprendimiento e innovación consta de varios grupos de interés que están interconectados: el emprendedor, el estado, los inversionistas, la academia, corporaciones, los clientes o usuarios y los agentes de soporte.

En estos últimos meses la pandemia ha generado una crisis sin precedente:
• El número de empresas que está cerrando sigue creciendo (en su mayoría PYMES las cuales aportan más del 70% de la PEA)
• La oferta se mueve más lento que la demanda: Es difícil que las grandes empresas contraten el mismo número de personas de tiempos pre-pandemia pues el shock actual no sólo se ha dado por menor oferta sino por una disminución del poder adquisitivo.

Entonces, ¿qué podemos hacer como país? Hoy más que nunca, el ecosistema debe prosperar y cada jugador debe cumplir los papeles que les corresponde sin que esto implique que todo será éxito ya que como en todo ecosistema podemos esperar nacimientos, crecimiento, evolución, destrucción supervivencia. Lo que es alimento para uno será muerte para otros y algunos agentes se complementarán en círculo de vida de cooperación, competencia y coexistencia:

1. Emprendedores: Buscar soluciones a problemas reales, hoy hay muchos problemas no solucionados (incluso problemas que hace 6 meses no existían), esto abre muchísimas oportunidades para emprender.
2. Estado: fondos no reembolsables y financiamiento no son suficientes, un marco legal propicio para la atracción de inversiones, para crear y cerrar empresas, que incentive la formalidad y la competencia es necesario. La falta de estas condiciones (entre otras) hacen que sea poco atractivo escalar startups basadas Perú (una vez que tienen tamaño, se constituyen en otro lugar), los incentivos tributarios no son atractivos, las normativas para propiedad intelectual o desarrollo de innovación en el país son muy burocráticas y anacrónicas; etc.

3. La academia debe continuar con lo bueno y empezar a pensar en un I+D+i estratégico, investigar y apoyar en la solución de problemas en conexión con el mercado. Las patentes, investigaciones, estudios de las universidades deben (o al menos un % de ellos) empezar a generar flujos de efectivo directos o indirectos al ecosistema. Por otro lado, las unidades encargadas deben conectar entre sí, muchas veces operan como entes independientes sin ninguna comunicación.

4. Los agentes de soporte deben continuar apoyando y muchos deben reenfocar sus esfuerzos en apoyos reales a emprendimientos que realmente tengan potencial.

5. Los inversionistas de riesgo deben incrementar la confianza en los emprendedores: la cultura de confianza nos es ajena y no hemos logrado aún un mercado de inversión con una mentalidad real de riesgo. El dinero no es suficiente, sino es necesario aportar “Smart Money”.

6. Las corporaciones deben adoptar procesos de innovación abierta que no solo las ayuden a generar mayores eficiencias, sino que generen efectos multiplicadores en la economía gracias a las startups que actúen como proveedores servicios.

7. Los clientes hoy ya son más exigentes, las empresas tienen la obligación de ser circulares y sostenibles no sólo económicamente, sino social y medio ambientalmente. El nuevo consumidor es socialmente responsable.

En un ecosistema sano todos juegan un papel; todos necesitan del otro, y el todo hace más que la suma de las partes. La falta, ausencia o mal funcionamiento de uno de los agentes puede implicar el colapso de todo el ecosistema.

Incubadoras, zombies y otros problemas

«Las incubadoras, en vez de cumplir su labor de matar a los emprendimientos que no tienen futuro de una manera rápida y barata prefieren llenarse de logos de compañías incubadas por ellos.»

En los últimos años se creó la nueva ley universitaria, en su artículo 52, dice: “La universidad, como parte de su actividad formativa, promueve la iniciativa de los estudiantes para la creación de pequeñas y microempresas de propiedad de los estudiantes, brindando asesoría o facilidades en el uso de los equipos e instalaciones de la institución. Los órganos directivos de la empresa, en un contexto formativo, deben estar integrados por estudiantes. Estas empresas reciben asesoría técnica o empresarial de parte de los docentes de la universidad y facilidades en el uso de los equipos e instalaciones. Cada universidad establece la reglamentación correspondiente.”

Si bien la intención de la norma es buena, el resultado esperado deja mucho que desear. La ley universitaria no define qué es una incubadora, cada universidad es libre de definir y moldearla a su antojo; es decir, no hay un estándar mínimo de calidad para las mismas. De este modo, muchas de las universidades no entienden exactamente qué se les solicita y tampoco ven cómo capitalizarlo; así las incubadoras se convierten en un centro de costos que no genera mayor valor a la institución (cuyo core no es incubar sino educar).

Cabe resaltar que en el Perú hay más universidades de las que se necesitan (51 públicas y 92 privadas según SUNEDU). Su calidad sitúa a 1 en el top 50, 3 de ellas en el top de las 100 y sólo a 11 dentro de las primeras 250 de Latinoamérica, según QS Rankings.

Las incubadoras que no forman parte de una universidad han tenido que implementar otros servicios, como consultorías o innovación abierta, y muchas han tenido que pivotear a convertirse en aceleradoras (modelo que también tiene problemas en el Perú dado el limitado número de exits y a que el tiempo prolongado que estos conllevan eleva los costos de capital de trabajo). Por otro lado, la obligatoriedad de que las empresas sean propiedad de los estudiantes, en lugar de impactar en todos los stakeholders, es absurda. Y por suerte, ninguna universidad de las que trabaja en incubación la ha cumplido, ni se les ha exigido hacerlo.

¿A qué nos lleva esto? A que las instituciones busquen rentabilizarlo de alguna manera. ¿Cuál creen que es la manera en que una institución educativa rentabiliza? La más rápida y fácil, ya que en el Perú las universidades no ganan dinero por sus investigaciones o patentes, es atrayendo a más alumnos.

¿Cómo atraigo más alumnos? Pues una forma es venderles la idea de que terminarán creando sus propios empleos y serán emprendedores de éxito, este es un incentivo perverso para las incubadoras ya que en vez de cumplir su labor de matar a los emprendimientos que no tienen futuro de una manera rápida y barata prefieren llenarse de logos de compañías incubadas por ellos. El número de incubados se convierte en un argumento de marketing para ellas. De este modo, la cantidad de muertos vivientes (zombies) que no escalarán o serán sostenibles va no sólo aumentando sino generando una cultura ajena a la innovación frente a nuevos emprendimientos.

No hay espacio en el mercado para tantas incubadoras, entonces, ¿qué podemos hacer? Existen muchas opciones pero me centraré en algunas que pueden ayudar:

·         El grueso de incubadoras en el mundo no son sostenibles: Las universidades, al menos las públicas, no podrán lograr sostenibilidad en las mismas a no ser que se les asigne un presupuesto mínimo. Esta es una de las principales razones por la cual muchas universidades incumplen la ley o simplemente hacen lo mínimo indispensable.

·         Una incubadora no debe ser gestionada por un staff 100% académico: debe integrar en la operación a personas con experiencia en el mundo de los negocios. Estos ayudarán a dos cosas:
a) Buscar una conexión con el mercado y no sólo fomentar temas de interés académico que bien no solucionen problemas reales (ej. Muchas patentes que no general un sol pues no solucionan problemas reales y no le interesan al mercado).
b) Gestionar mejor la ejecución del proyecto.

·         Crear verticales: No todas las universidades son buenas en todo. ¿Por qué una universidad buena en negocios debería centrarse en soluciones a temas ajenos como por ejemplo minería? ¿No sería mejor que la universidad que es buena en minería valide las soluciones en minería en conjunto con la universidad de negocios?

·         Virtualizar gran parte de la propuesta de valor: existen muchas incubadoras y aceleradoras virtuales. Muchos de los servicios ofrecidos son commodities. Las incubadoras de las universidades deberían enfocarse en suplir lo que estos servicios no puedan realizar a cabalidad (mentorías específicas, investigación, conocimiento local, etc).

·         Innovate Perú ha apoyado con fondos a 9 incubadoras universitarias de Lima y 9 regiones: a algunas (6) las ha beneficiado por segunda vez con un nuevo concurso público. Ya que los fondos son provenientes del gobierno, y las incubadoras se ven beneficiadas por ellos, Innovate Perú no debería permitir que dos o más incubadoras gasten en los mismos servicios (mayor eficiencia del gasto). Por otro lado, los resultados de muchos de los servicios, que han sido financiados por estos fondos, deberían de ser compartidos con todas las incubadoras del país, incluidas las incubadoras no beneficiarias.

·         Si bien Innovate Perú ha colaborado con el fortalecimiento de muchas incubadoras, existen costos hundidos que no han sabido aprovechar: Los seminarios y capacitaciones presenciales a incubadoras y aceleradoras podrían ser transmitidos vía streaming a todos los interesados.
 
 
Sobre el autor:
Luis Salazar es un experto en innovación y emprendimiento. Es socio fundador de Investa VB, un gestor de ecosistemas de innovación corporativa. Nuestra misión es transformar compañías de manera racional y – en compás con sólidas estrategias – generar espacios para que la innovación aterrice de manera asertiva, entendible y eficiente