Los bionegocios como promotor de desarrollo en las regiones del Perú

Sobre la Aurora: Brenda Costas es Gerente de la incubadora de empresas de la Universidad Nacional Agraria La Molina, Incubagraria.

«Si aprovechamos y juntamos las ventajas competitivas, como la de ser emprendedores y poseer biodiversidad, surgen empresas exitosas que se convierten en motores de desarrollo.»

Los peruanos tienen muchos motivos para sentirse orgullosos; uno de ellos es que el Perú es uno de los 17 países con mayor diversidad en el mundo. Contiene en su territorio casi el 10% de las especies mundiales de flora, 2.000 especies de peces, 1.736 especies de aves, 332 especies de anfibios, 460 especies de mamíferos, y 365 especies de reptiles (Banco Mundial, 2013). Sin embargo, paradójicamente, las zonas altoandinas y selváticas, las más extensas en territorio y biodiversidad, son donde se concentran altos índices de pobreza.
En ese contexto, los bionegocios surgen como una alternativa basada en el aprovechamiento sostenible de productos de la biodiversidad teniendo en cuenta criterios de sostenibilidad ambiental, social y económica. Estos emprendimientos incorporan los costos por la conservación de los recursos naturales, la inclusión de comunidades y conocimientos tradicionales en la generación de valor y la dinamización de las economías locales (MINAM, 2019). Además, se convierten en una importante ventana de oportunidades para las regiones al mejorar la calidad de vida de las familias, a través de la generación de empleo y el incremento de ingresos.
Además, no olvidemos que el Perú es uno de los países con una innegable población emprendedora que ocupa el primer puesto en el índice del espíritu emprendedor en Latinoamérica y el Caribe, según el estudio Global Entrepreneurship Monitor 2017-2018. Por ello, si aprovechamos y juntamos las ventajas competitivas, como la de ser emprendedores y poseer biodiversidad, surgen empresas exitosas que se convierten en motores de desarrollo.
Solo por mencionar algunos ejemplos podemos citar el caso de la empresa QAYA que usa pieles provenientes de residuos de la pesca artesanal y subproductos de la acuicultura para fabricar cuero de pescado y confeccionar calzados y accesorios como billeteras, mochilas, carteras y mascarillas anti COVID-19. Asimismo, Naturally Divine, una empresa que produce y comercializa productos nutracéuticos amazónicos de gran calidad y se enfoca en la belleza y bienestar, apuesta por el aprovechamiento de un superalimento amazónico que es el macambo e involucra a la mujer en el proceso de pelado del fruto. También está Juan Laura-The Chocolate Farmer, una empresa que produce barras de chocolate artesanales al 70 % y 79 %, elaboradas con cacao nativo orgánico proveniente de la zona del VRAEM.
Definitivamente, los bionegocios producen un impacto positivo en la sociedad y deben ser promovidos y respaldados por actores públicos, privados y la sociedad civil mediante iniciativas como las que ya se vienen implementando; por ejemplo, la publicación de los “Lineamientos generales para identificar y promocionar los econegocios y bionegocios” y el Catálogo de Econegocios y Bionegocios por parte del Ministerio del Ambiente, el concurso Reto Bio del Ministerio de Producción que otorga fondos de cofinanciamiento a emprendimientos que ponen en valor los recursos naturales; y el acompañamiento y soporte a los emprendimientos por parte de las incubadoras y aceleradoras de empresas a nivel nacional.
Sin embargo, aún se requiere sumar esfuerzos para impulsar los bionegocios a gran escala, a través de más fondos de capital público, políticas públicas de promoción, flexibilización y actualización de normas regulatorias para la comercialización, incentivos para empresas sostenibles, inversión privada e investigación del valor nutricional y medicinal de nuevos productos de la biodiversidad.

“De los peruanos depende aprovechar las ventajas competitivas para diversificar los ingresos en la economía y mejorar el bienestar las familias”.

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